miércoles, 24 de febrero de 2010

Cuando la ciencia cae destruida por el pensamiento de un niño

Tras unos días de paréntesis y muchos kilómetros a la espalda vamos a finalizar la serie en la que construíamos los tres pilares que nos mostraban la impotencia de la inteligencia humana para poder asimilar y comprender la compleja realidad que nos rodea.
Pero hoy vamos a derrumbar esos pilares que parecían cimentados en lo más profundo de la tierra con un simple suspiro, con el pensamiento simple pero también real de un niño.
Vamos a descubrir la llave que nos permite vivir en un mundo de imposibles.
Comencemos con el primer pilar: Heisenberg la Incertidumbre.
Nada es lo que parece, a física nos demuestra que es imposible llegar a conocer el valor de más de una simple variable, no podemos asegurar nunca que sabemos la posición y velocidad de algo que se mueve ante nuestros ojos.
Pero como un audaz prestidigitador, un niño niega esta realidad con una simple frase: "pásame la pelota".
Y lanzamos el objeto y con una precisión que supera a los más modernos computadores, un niño calcula la velocidad y posición del objeto y alargando su mano hace desaparecer la incertidumbre de nuestra realidad, porque él SÍ es capaz de saber, quizás precisamente porque desconoce la fuerza de las leyes de la física, porque en su realidad que es la nuestra atrapar la materia entre nuestros dedos es un juego de niños.
Pronto mucho más Navegantes.
PD. En los comentarios os dejo una explicación menos romántica y quizás más científica (aunque no más verdadera)

martes, 16 de febrero de 2010

Tercer Pilar. La Filosofía

Parecía que nunca íbamos a finalizar la miniserie sobre los tres grandes pilares del Desconocimiento, pero después de vencer algunas dificultades por fin descubrimos la tercera gran verdad de la limitación del conocimiento humano. Y esta columna nos la descubre una de las ciencias más antiguas de la humanidad: La filosofía.
Pero al contrario de lo que muchos hacen, no nos vamos a distraer con complicadas disertaciones de pensadores que más que aclarar nos terminan desorientando en el laberinto del pensamiento.
Quizás lo más simple sea lo más bello, y para representar la última de nuestras tres verdades usaremos una frase bien conocida, una realidad irrefutable:
"Nunca un hombre puede bañarse dos veces en el mismo río, porque la segunda vez ya no será ni el mismo hombre ni el mismo río".
Esta simple frase del navegante Heráclito, pronunciada mucho antes de que la física o las matemáticas establecieran las leyes del caos y de los cuantos, pone de manifiesto el poco o nulo control que tenemos sobre lo que nos rodea.
Todo fluye: tempus fugit, sicut nubes, quasi naves, velut umbra (el tiempo vuela, como las nubes, como las naves, como las sombras)...
Creemos sujetar nuestro destino en nuestras manos, una ilusión de unas marionetas que no consiguen ver los hilos que la sujetan.
Como hemos visto, la física nos muestra que todo está en incertidumbre, que es imposible ser y estar, las matemáticas y la informática nos enseñaron que el conocimiento es finito, que algo tan simple como averiguar si un reloj se detendrá puede convertirse en el mayor enigma de todos los tiempos. Y ahora, un simple pensamiento nos revela la última verdad de nuestra esencia: que nuestra existencia se limita a fluir dentro de la inercia del tiempo, que somos esclavos de nuestra realidad, falsos Dioses en una jaula de oro.
Pero no desesperéis Navegantes, porque quizás en el próximo comentario os descubra una cuarta verdad que abra las puertas ahora cerradas.
Nos vemos pronto.

domingo, 14 de febrero de 2010

El Misterio del Amor

Quizás una de las cosas más extrañas de este Universo sea la fuerza que une el alma de un ser con la de otro, una energía que es capaz de transformar la oscuridad de la noche en un hermoso campo de estrellas que ilumina nuestras vidas.
La ciencia tiene explicación lógica a ese extraño romanticismo que no es exclusivo del hombre, a ese misterio del amor al que nadie es inmune.
Hoy es el que llaman día de los enamorados, por esa razón dejo este comentario y una de las canciones que creo más pueden representar la energía que subyace en el corazón del hombre.
Para todos los enamorados
Un saludo Navegantes... haced el amor y no la guerra... aunque sólo sea por un día.

viernes, 12 de febrero de 2010

Russian Red

Tras una semana llena de ausencias y demasiado trabajo os dejo con la música de Russian Red, grupo español que poco a poco se va abriendo paso entre los aficionados a la buena música.
En poco más de dos minutos podemos sentir cómo la magia de la música se adentra en nuestra alma para darnos un regalo que pocas veces sabemos apreciar. Unas notas para despejar la mente y empezar la noche del viernes con energía para afrontar lo que el destino nos depara.
Pero no olvidéis que el lunes regresaremos con fuerzas renovadas.
Un saludo Navegantes y no hagáis demasiadas travesuras...

martes, 9 de febrero de 2010

Segundo Pilar. Los límites de la Inteligencia (el problema de la parada)

No fue hace mucho que el hombre soñó con dominar el Universo. Tan sólo unos años atrás y creímos ser capaces de superar a los Dioses y dar vida a una inteligencia superior: La I.A.
Muchos son los que aún hoy sostienen que el hombre, al igual que los antiguos gigantes tienen el poder de dar la consciencia a instrumentos inertes, de llevar la vida y la inteligencia más allá del tiempo, de lo conocido. Algunos incluso temen una dictadura de la máquina sobre la carne.
Lástima (o afortunadamente) que la ciencia no entienda de pretenciosos sueños.
Fue Alan Turing, del que ya hablamos tiempo atrás (os recomiendo releer este post), el que con una sencillez exquisita demostró que las máquinas son sólo eso, engranajes y circuitos vacíos del alma de la vida. Su arma: el hermoso y simple problema de la parada.
En 1936, cuando las grandes computadoras eran sólo un sueño, este Navegante creó el primer computador de lápiz y papel, una máquina sencilla que es capaz de realizar todas las tareas de los más complejos ordenadores actuales y que le sirvió para demostrar que la inteligencia tiene un límite infranqueable.
Básicamente podríamos enunciar este problema como esta pregunta ¿es posible crear una máquina o programa informático que sea capaz de indicarme si otra máquina o programa se detiene (finaliza su ejecución)?. Es decir, ¿podemos saber si algo tiene o no un bucle infinito que se repita hasta el fin de los tiempos?.
La respuesta es sencilla: Imposible.
Imaginémonos observando el péndulo de un reloj durante siglos, milenios, en ningún momento podremos asegurar que en el próximo movimiento se detendrá, tampoco podremos asegurar que no se detendrá, simple y llanamente porque no lo sabemos.
Este complejo pensamiento tiene una de las demostraciones matemáticas más simples y hermosas de la historia. Una verdad irrefutable que asienta un límite más de nuestras capacidades, un segundo pilar sobre el que se sostiene el Universo donde existimos.
Nos vemos Navegantes