martes, 13 de julio de 2010

Triste Realidad

Es extraña esta realidad en la que vivimos.
Ayer volví a contemplar lo enajenada que está la sociedad que nosotros mismos hemos creado. Las masas, inmóviles frente a las injusticias sociales, indiferente a una crisis que azota a los más débiles, se movilizan, se agrupan y reclaman la calle para gritar no por la defensa de unos derechos ultrajados, no por la libertad del hombre, no por la paz o la vida, sino para aclamar a unos simples jugadores de futbol que además de recibir salarios que rozan lo inmoral, recibirán una sustanciosa prima que, como no, saldrá del bolsillo de los millones de parados que hoy esperan en la cola del INEM.
Parece una paradoja que la juventud sea pasiva ante los crímenes de nuestro mundo y en cambio se vuelva activa para festejar un simple evento deportivo del que no fueron partícipes.
Es irritante que los medios de comunicación únicamente coincidan cuando se trata de aclamar a un equipo de futbol que se ha limitado a hacer aquello para lo que le pagan (sobrepagan) y obvien la realidad envueltos en vacías luchas políticas.
Quizás la sociedad se dé cuenta algún día de los errores que está cometiendo, quizás esa sociedad cambie y nos permita vivir en un mundo mejor. No obstante, y visto lo de estos días en todo el mundo, quizás el problema del hombre sea su propia estupidez, y eso no tiene fácil arreglo.
Nos vemos Navegantes