viernes, 29 de enero de 2010

El Milagro del Hombre

Voy a interrumpir la construcción de nuestros pilares del conocimiento para comentar algo que para mí supera todo lo imaginable.
Y es que el ser humano nunca deja de sorprenderme, animales evolucionados o hijos de un Dios nada importa ante lo que en verdad somos o podemos llegar a ser.
Ayer, quince días después del desastre de Haití se rescató a la última persona con vida de entre el infierno de escombros, una chica, un menudo cuerpo que sobrepasando los límites de la ciencia, retando a la Medicina y a la Biología se agarraba a la vida sin apenas un rasguño. La realidad volvía a superar a la ficción.
Dicen que tuvo que conseguir agua de alguna forma, que es imposible, que nada puede sobrevivir a ese caos. Pero ella estaba allí, rompiendo la lógica con una mirada limpia con un único deseo, un simple refresco.
Pero el milagro del que hablo no es éste, aunque bien podría dar para escribir toda una novela, el verdadero milagro está en la calle.
Parece imposible, parece absurdo, pero es real.
En los hospitales de campaña se amontonan los cadáveres, algunos ya fallecidos y otros desahuciados por los médicos que no disponen medios suficientes más allá de paliar su dolor y dentro de este infierno podemos encontrar el cielo de la sonrisa de los niños. Ayer veía atónito cómo una niña jugaba feliz con su muñeca, le habían amputado su bracito y un así ella era feliz. Y no era la única, desde bebes hasta adultos, las calles se llenaban de personas que sacaban una sonrisa verdadera y agradecida de la vida que aún ellos podían disfrutar.
Es extraño como el hombre se repone del desastre y es capaz de buscar la felicidad, es un milagro ver cómo la victoria del bien sobre el mal se logra con algo tan simple como una mirada o una sonrisa.
Psicólogos y especialistas dicen que los verdaderos resultados de este desastre se verán con los años, que esta población está marcada durante generaciones. Puede que tengan razón, pero la experiencia nos dice que ya han existido desastres aún mayores, aún más terribles y el Hombre siempre ha vencido.
Sólo lamento una cosa, que una tarde, al ponerse el sol, soplará el viento y se llevará el recuerdo de este milagro para siempre.
Buen fin de semana Navegantes.