martes, 24 de marzo de 2009

La Llave

Hay quien cree que cuando somos niños tenemos la llave de mundos maravillosos, lugares secretos donde podemos ver, aprender y sentir experiencias que nos marcarán cuando seamos adultos. Es curioso comprobar cómo, según crecemos, se cierran estas puertas y ventanas y sólo a veces, en nuestros sueños más profundos, podemos regresar a estos mundos para recordar que una vez fuimos reyes y emperadores de vastas tierras al sur del Khaalan.
La edad nos hace centrarnos, y en ese centro no está la virtud que Aristóteles tanto ansiaba, en ese centro perdemos la noción del todo que nos rodea y únicamente vemos el mundo cercano y gris que nos envuelve.
Os invito a que busqueís en vuestro interior la llave que se nos regaló en la infancia, aquella llave que permitía abrir las puertas de los sueños. Cerrad los ojos esta noche y regresad al hogar, regresad que aún hay tiempo para salvar las verdes praderas, los gigantescos bosques milenarios, los profundos mares abisales.
Aún hay tiempo para reconocer a las hadas, gigantes, dragones y demás seres que habitan el día, pero no olvidéis temer a aquellos que reptan en la noche, al caos y la locura que también se esconden en oscuros laberintos y cuevas ponzoñosas, bajo moho y escarcha, retorciéndose a la espera de que erréis el camino.
Si os aventuráis en la noche, no lo dudéis, huid si escucháis la trémula melodía de la flauta del maldito...
Quizás vuestro centro sea más seguro, hay puertas que es probable que no se deban abrir... lo que si sé es que la vida es aventura y riesgo... ¿Os atrevéis a buscar la llave?...