lunes, 11 de mayo de 2009

Cazador Blanco, Corazón...

Ya no camina el sigiloso tigre blanco en la cumbres nevadas. Ya no grita el gran gorila entre las ramas de la selva. El silencio llena los campos donde antes ahuyaba el lobo, las praderas están vacías.
En la jaula de un zoológico nos mira ausente un león, su melena ya no refleja el oro del sol, sus ojos ya no miran retando a la mismísima muerte. Es una parodia, un recuerdo de lo que una vez fué. Una pesadilla de la que no es fácil despertar.
Preso como muchos otros en una cárcel de oro. Olvidados por el gran cazador blanco, olvidados por sus hijos y los hijos de sus hijos, olvidados para olvidar.
Olvidar que una vez ellos fueron los dueños, los emperadores de las tierras al norte, al sur, al este y al oeste. Olvidar que una vez fueron libres de recorrer las grandes llanuras, libres de retar al sol, de gritar su nombre a la luna. Olvidar que ellos fueron los verdaderos Cazadores. Qué fácil es olvidar para unos, que alto precio pagan otros.
En este mundo ya no hay nada que cazar. Pero sé que aún no está todo está perdido.
Yo seguiré cazando sueños... ¿te apuntas?