miércoles, 4 de agosto de 2010

La Brújula de los Sueños

Mucho es lo que nos arrebata el falso conocimiento, pocas son las personas que conocen las maravillas ocultas en los relatos y visiones de su juventud, pues cuando somos niños viajamos sin ataduras, soñamos y atravesamos fronteras que van más allá de la física, de las matemáticas, del tiempo.
No es extraño que cuando tratamos de recuperar esos antiguos recuerdos no logremos más que recomponer torpes piezas de un mosaico incompleto. Nuestra razón pura está cegada por el veneno de la vida.
Pero algunos consiguen levantarse en medio de la noche y contemplar insólitas fantasías, tierras y mundos encantados, cielos en los que flotan maravillas sobre mares susurrantes, soñolientas ciudades de piedra y roca que retan a los astros bajo los que crecen.
Estos pocos conocen la verdad, saben que en ciertas ocasiones, en nuestras noches más serenas, volvemos a mirar atrás, hacia unas puertas que abren un Universo de Maravillas que un día, antes de que la ciencia y su sabiduría nos alcanzaran, fue nuestro.
Ahora puede ser tarde para muchos, pero no perdáis la esperanza, pues existen herramientas que nos pueden ayudar a encontrar el camino olvidado. Una de estas mágicas estructuras es la brújula de los sueños (aunque su complejo mecanismo nos recordaría más a un viejo astrolabio).
De estas herramientas poco se sabe y la literatura antigua que las menciona bien se ha perdido o está incompleta y en malas condiciones. Si bien es cierto que lo que se sabe con seguridad es que debían ser construidas enteramente sobre plata, incrustando en su interior diversas piedras semipreciosas combinadas con potentes imanes.
Quizás sea esa precisamente la razón por la que prácticamente no se encuentren en la actualidad piezas completas, ya que, como ahora, en tiempos de crisis no faltarían voluntarios en fundir y vender tan preciadas materias primas.
Sobre su funcionamiento aún menos se conoce. Quizás la alquimia nos resuelva ese misterio perdido que era capaz de encontrar las puertas a los mundos de los sueños.
Pero no desesperéis navegantes, quizás el camino se encuentre más cerca de lo que pensamos.