martes, 11 de agosto de 2009

La Soledad de los Dioses

Dios, un concepto que las religiones y creencias del mundo han intentado explicar de formas diversas, algunas más acertadas que otras...
Pero ¿qué implica ser un Dios?, ¿cómo es la existencia de aquel que todo lo es?
Sin entrar en si existen o no, en la Historia de la Humanidad, los Dioses siempre han jugado un papel principal, desde creadores del todo hasta culpables de terribles cataclismos, pasando por padres benévolos y terribles castigadores de infieles... muchas caras de una misma moneda.
Pero no siempre ha sido lo mismo ser un Dios. Por ejemplo, ser un Dios Egipcio tenía sus ventajas, reinabas con un cuerpo carnal, comías, dormías, tenías todos los placeres del hombre... pero al final morías (generalmente asesinado) a manos de algún mortal con pretensiones de alzarse también en deidad.
Por otro lado, ser Dios Romano tampoco estaba mal, generalmente, la religión romana trasladaba a sus dioses todo los aspectos que nos diferenciaban de los animales, por eso teníamos un Dios de la guerra, del amor, otros pocos repartidos por los elementos y fuerzas de la naturaleza, con la peculiaridad de que eran Dioses muy sociales, con sus aventuras y desventuras entre humanos y otros Dioses.
Pero lo mejor era, sin duda, ser Dios Griego, y esto es fácil de entender. Sirva de ejemplo los viernes de Mitología de mi compañera de blog Zayi que nos ha enseñado historias que nos muestran el lado más humano de los Dioses de estas viejas mitologías:
Placeres, fiestas, manjares prohibidos para los hombres, ninfas, y, sobre todo, sumisión de los lacayos humanos, simples juguetes a manos de estos seres superiores.
Parece que en las religiones politeístas era un chollo ser Dios, pero ¿qué pasa en las monoteístas?, aquí la cosa cambia y mucho, ser Dios es la responsabilidad absoluta, es la gran carga que nadie podría soportar. Es conocer el destino, que nada te pueda sorprender, es no estar sujeto al libre albedrío, es ser y estar desde siempre y para siempre.
Quizás, en la soledad de este tipo de Dios, surja la necesidad de distraerse con algún tipo de juguete y esos juguetes seamos nosotros, los humanos, que con nuestra falsa libertad llenamos los largos instantes vacíos de la eternidad.
Si suponemos que existe este tipo de entidad superior, ya sea monoteísta o politeísta, ¿por qué Dios hizo la creación?, ¿qué necesidad tendría un todopoderoso de crear seres inferiores como nosotros?, ¿qué pretendía?...
Para muchos la respuesta a estas preguntas son las respuestas al verdadero sentido de la vida... y quizás la respuesta más coherente es simple y llanamente la misma por la que ponemos la TV y vemos Gran Hermano o similares... Distraer, llenar la soledad de los Dioses.
Nos vemos.