martes, 8 de diciembre de 2009

Las neuronas. Interconectando el pensamiento

Miles, millones de pequeños instrumentos, sincronizados e interconectados como los transistores de un microprocesador, tantos que si los alineáramos podríamos crear un puente hacia la Luna, un mar de minúsculas células especializadas en la emisión y recepción de pequeños estímulos eléctricos basados en rápidas reacciones químicas.
Esa es la esencia de nuestro pensamiento.
En un diseño que aún hoy se escapa a nuestra propia comprensión (me recuerda al problema de que un ente artificial pueda llegar a tener consciencia de sí mismo) se concentran razón, lógica, sentimientos e instintos más básicos, desde los que nos iguala a los animales más simples de la creación a lo que nos equipara con los Dioses del Universo.
Mucho se ha investigado sobre la extraña estructura de nuestro cerebro, desde que los egipcios comenzaron a desmembrar sus secretos hasta nuestros días donde el microscopio ha conseguido acercarnos más de lo que nunca se soñó a estos pequeños elementos mágicos.
Y digo mágicos porque ni ciencia, ni matemáticas ni religión saben hoy en día cómo se genera el pensamiento, cómo los sueños nacen en estas pequeñas estructuras.
La IA ha conseguido crear sistemas denominados neuronas artificiales, modelos que basados en unas matemáticas muy simples imitan el funcionamiento de nuestra mente.
Estas neuronas artificiales son magníficas para reconocimiento de imágenes, almacenaje y localización rápida de información e incluso para resolver difíciles problemas de aproximación matemática. Es curioso, muchos usan estos sistemas y pocos llegan a comprender su funcionamiento interno...
Quede, como nota curiosa, que existen en la Ciencia un sector de la IA que sostiene que si se creara una máquina con suficientes neuronas artificiales, ésta tomaría consciencia de su ser y sería capaz de pensar en el momento de que se encendiera.... pero ¿cuántas son suficientes?...
Lo cierto es que estas pequeñas puertas de nuestra mente tienen una cerradura que aun no hemos podido abrir... lejos están aún los modelos matemáticos de crear un sueño cómo el que representa nuestra realidad.
Nos vemos Navegantes.