Muchos piensan que esquivar a la muerte es uno de los objetivos principales de la ciencia. Medicina, biología y genética se combinan para dar lugar a nuevos tratamientos regeneradores que nos permitan sustituir órganos dañados por nuevas versiones que nos permitan eternizar nuestra presencia en el mundo. ¿Realidad o ficción?
La respuesta está para muchos en la clonación, si fuéramos capaces de clonar nuestros propios órganos podríamos disponer de recambios naturales para nuestro cuerpo. Pero ¿podríamos ir más allá y clonar nuestra mente?, ¿podríamos dar lugar a un ser que en el momento de su creación contuviera todo nuestro conocimiento y experiencias?. De ser así, realmente estaríamos ante nosotros mismos. Si en ese mismo momento uno de los dos muriera, no importaría, ya que en realidad nuestra esencia, aquello que nos hace únicos, seguiría existiendo... ¿o no?
Aunque parezca increíble, lo cierto es que al principio de la vida en la Tierra, los seres primarios se clonaban unos a otros, eternizándose su existencia, cada nuevo ser era idéntico al anterior, y al decir idéntico nos referimos a una igualdad absoluta.
Pero en algún momento de la evolución, la vida decidió que este método no era adecuado, que un mundo plagado de seres idénticos no era aquello para lo que este planeta estaba destinado, y tras milenios de cambios y mutaciones se originó una nueva forma de reproducción: La combinación de dos individuos que originaban uno nuevo diferente a sus progenitores, único en su especie e irrepetible.
Este modelo de vida triunfó sobre la clonación, se impuso en nuestra realidad y ha hecho de nuestro planeta un lugar extraño y maravilloso donde todo es único, donde nada es igual.
Es curioso que ahora, millones de años después, el hombre desee volver a ese antiguo modelo de vida que es la clonación, el ansia de vivir nos hace olvidar que quizás lo más maravilloso de la vida es que es finita, haciendo que cada momento sea único.
Solo el hombre tropieza dos veces con la misma piedra, solo el hombre olvida su propio pasado y se ciega en su obstinación de ser un Dios en una Creación que quizás nunca llegue a comprender.
...El futuro guarda las respuestas...
Hasta la próxima Navegantes.